En los d??as previos a las primarias se fueron construyendo todo tipo de imaginarios que supuestamente explicaban el ??nimo de los ciudadanos como sujetos pol??ticos. A trav??s de interpretaciones de la realidad maliciosas y fuera de contexto, de vapulear el honor de alguna persona y tratando de imponer una agenda y titulares rayanos al panfleto pol??tico, se fue construyendo un clima enrarecido que fue confundiendo incluso a los bienintencionados y, aun m??s parad??jico, a los propios gestores de esta impronta pol??tica. Porque tal vez los m??s sorprendidos del resultado hayan sido quienes apostaron, desde lo medi??tico, a lograr que se cumpliera la profec??a.

El resultado les arroj?? malas noticias. No lograron desde su virtualidad cambiar la percepci??n que los ciudadanos tienen de su propia realidad. Una vez m??s la realidad super?? a la ficci??n. Ante el zapping de im??genes que mostraban una realidad ca??tica y sin rumbo, la gente prefiri?? mirarse en sus propios espejos que reflejan que hoy estamos mucho mejor que hace diez a??os, porque les devuelve crecimiento econ??mico, inclusi??n social y esperanza en un futuro mejor.

Estas elecciones tambi??n pusieron en debate varias ???verdades??? aceptadas por los estudiosos de la comunicaci??n. Es innegable que vivimos en sociedades cada vez m??s atravesadas e impregnadas de virtualidad. Y no es menos cierto que los medios contribuyen, positiva o negativamente, a moldear la percepci??n de esa realidad. El error, sin embargo, es pensar que la virtualidad por s?? misma construye la propia realidad. Y que los ciudadanos son s??lo objetos receptores de discursos y no sujetos creadores de pensamiento. Esto se ve con claridad en las nuevas modalidades de expresi??n y comunicaci??n, en las cuales los seres humanos parecen m??s interesados en expresarse e interactuar con sus pares, que en recibir pasivamente discursos medi??ticos cerrados. La pr??ctica cotidiana demuestra una vez m??s ser determinante de la conciencia, y reafirm??ndose como la contracara y ant??doto de la realidad mediatizada.

En este contexto, probablemente los principales perdedores de esta elecci??n hayan sido algunos medios o, m??s precisamente, aquellos que pensaban que el poder medi??tico estaba por encima del poder del voto de los ciudadanos. La sociedad audiencia se impuso y demostr?? que el peso de los medios puede ser mucho, pero no suficiente como para lograr imponerse sobre las voluntades colectivas.

Hoy la pol??tica vuelve a estar en primer plano como herramienta colectiva de transformaci??n social. La realidad le gan?? por goleada a la virtualidad, y en este triunfo ganamos todos, porque quien gan?? fue la democracia.